" ESCUELA SAN VICENTE DE PAUL" - RECUPERANDO NUESTRA CONCIENCIA AMBIENTAL

Es nuestro objetivo que a partir de nuestro compromiso con el medio ambiente contagiar a adeptos a nuestra causa atendiendo a que este ambiente es altamente vulnerable por ubicarnos en una zona árida.













martes, 15 de junio de 2010

Los Andes (Argentina) 29-08-09
Mendoza: Editorial / El cuidado de las acequias





Un informe proporcionado por la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza permitió establecer que los habitantes han perdido aquella cultura del cuidado de las acequias que se transmitió, durante décadas, de generación en generación. De nada valen las multas que se aplican porque la situación no se modifica. Es un aspecto que debe modificarse porque las acequias taponadas se convierten en verdaderos diques, peligrosos, especialmente durante la época estival.
Las cifras son preocupantes y deben constituir un severo llamado de atención: más de 120 mil kilos de basura y otros elementos se sacan por día de las acequias que hay en la Capital, según un informe suministrado por el Departamento de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza.
La inquietud más severa pasa también por los problemas que generan las acequias colapsadas, lo que ha provocado que se esté perdiendo una cultura arraigada en la población durante décadas y que resultará muy difícil volver a recuperar.
Como consecuencia de las condiciones climáticas de un clima semi desértico, el habitante de Mendoza necesita de los árboles para poder paliar las altas temperaturas de la época estival.
Como los árboles precisan de agua para subsistir, las acequias constituyeron el mejor modo de irrigación, convirtiéndose en las verdaderas arterias para transportar el líquido vital. El cuidado del agua, el de los árboles y la limpieza de las acequias, fue transmitiéndose de generación en generación, ya desde la época de la colonia.
Las calles arboladas se convirtieron así en un icono de la ciudad, a lo que se sumó un aspecto, también cultural, como el del cuidado de la limpieza.
En ese marco, la ciudad de Mendoza no sólo se destacaba por sus calles arboladas y sus acequias, sino también por la limpieza, llegando a ser catalogada como la “ciudad más limpia del país”, un aspecto que fue utilizado también para atraer a turistas, mucho antes de que la provincia ganara espacios con el turismo enológico.
En los últimos años, lamentablemente, la situación ha cambiado. No se puede en este caso culpar a las autoridades, en razón de que han multiplicado inclusive las tareas de limpieza, sino por un cambio en la cultura popular, que ha llevado a no tener en cuenta la importancia de la limpieza y el cuidado de las acequias.
Desde el mismo nivel oficial se indicó que una encuesta realizada en el Gran Mendoza revela que el 75 por ciento de los habitantes tiene una percepción negativa sobre el cuidado de los espacios públicos y reconoce la necesidad de mantener limpias las acequias para el mantenimiento de los árboles. Sin embargo, en los hechos, actúan de forma totalmente diferente.
Los problemas son generales y se plantean tanto en el radio céntrico cuanto en los alrededores. En el primero de los casos -según el informe- las acequias se taponan por vasos y botellas de plástico y papeles, que no dejan pasar el agua en los puentes y generan derrames que terminan perjudicando también al pavimento. En los alrededores, por los embanques de barro y sedimento en acequias que no son mantenidas por los habitantes.
Otro de los problemas se plantea con aquellos vecinos que sacan sus residuos fuera de las horas establecidas por las autoridades y por aquellos que realizan pequeños trabajos en sus viviendas y arrojan los escombros en las acequias o en los costados de ellas y al final terminan cayendo al interior de los cauces.
Todo parecería indicar que en Mendoza vamos a contramano de lo que sucede en gran parte del mundo. En muchas ciudades, la cultura ecológica se está instalando a pasos agigantados y ello determina que los habitantes tomen conciencia de la importancia de la limpieza. El cuidado es permanente y no hacen falta advertencias de las autoridades para que los habitantes se cuiden de arrojar basura u otros elementos en calles y veredas.
Los hechos demuestran que las penas aplicadas por la comuna de la Capital no dan resultados.
Se indicó sobre el particular que se aplican diariamente entre 5 y 8 actas de infracción a quienes no cumplen con los horarios establecidos para sacar la basura domiciliaria o ensucian calles y veredas con basura mayor no permitida, pero la situación no ha cambiado. Es por ello que surge la necesidad de iniciar una campaña tendiente a restablecer aquella cultura de la limpieza que hemos perdido.
Será para bien de todos, no sólo porque Mendoza recuperará la calificación de la ciudad más limpia del país sino también porque irá en beneficio de los habitantes. Las acequias sucias son el hábitat ideal para roedores los días que no corre agua y se convierten en verdaderos diques de contención, sumamente peligrosos en los días de lluvia, especialmente con las fuertes tormentas que afectan a Mendoza en la época estival.

Contaminación por sólidos en el Gran Mendoza. Causas, efectos y acciones atenuantes

Este trabajo alude al problema de la contaminación por residuos sólidos en el Gran Mendoza,
analizado en particular en las acequias y veredas. Contiene los resultados de un semestre de un
proyecto de investigación avalado y subsidiado por la Secretaría de Ciencia, Técnica y Posgrado de
la Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, Argentina.
Los objetivos fundamentales son: 1) analizar las causas naturales y antrópicas de la
contaminación por sólidos en los departamentos de Capital, Godoy Cruz y Guaymallén; 2) evaluar
exhaustivamente las consecuencias biofísicas y humanas de la contaminación por sólidos en el
espacio de estudio; 3) relevar los mecanismos de extracción, de almacenamiento y de gestión de
dichos residuos; 4) Proponer acciones de educación ambiental a los organismos interesados.
La metodología es inductiva y se desarrolla en dos etapas: diagnóstico del problema y acciones
atenuantes de la contaminación. En la etapa de diagnóstico se analizan las causas y consecuencias,
naturales y antrópicas, de este tipo de contaminación, analizada en las acequias y las veredas, según
tres líneas de investigación: explicación del tema en estudio, revalorización de la cultura del agua y
gestión de los residuos sólidos urbanos.
En la segunda etapa, de acciones atenuantes de la contaminación, se plantean estrategias de
educación ambiental en coordinación con los organismos involucrados (municipios, organizaciones no
gubernamentales, etc.). Esta problemática se presenta en este caso, pero se desarrollará durante el
año 2008.
Con respecto a los resultados del primer semestre de trabajo, se están desarrollando acciones
tendientes a cumplir con los dos primeros objetivos.
Como marco teórico consideramos que este estudio se inserta en el campo de la economía
ecológica, según Robert Costanza. Es decir que nos centramos en el problema de la contaminación
de residuos sólidos de un modo transdisciplinario e integrativo, teniendo en cuenta que toda acción
humana debe ser sostenible. Aceptamos que la sostenibilidad es la relación que existe entre los
sistemas dinámicos de la economía humana y los sistemas ecológicos, también dinámicos, pero que
normalmente cambian a un ritmo más lento. La sostenibilidad implica un desarrollo económico de los
países con una mejora en la calidad de vida sin causar necesariamente un aumento de los recursos.
Las preferencias humanas, la comprensión, la tecnología y la organización evolucionan
conjuntamente reflejando las amplias oportunidades y limitaciones ecológicas. (Costanza, 2005).
Las tres líneas de investigación principales se resumen a continuación.
1. Contaminación por sólidos en acequias y veredas
Para la explicación de la contaminación por sólidos, tanto en Godoy Cruz como en Capital y
Guaymallén se han elegido cuatro polígonos de muestra de acuerdo con sus usos del suelo
predominantes y teniendo en cuenta el valor promedio de los terrenos que los componen. En cada
unidad administrativa se ha tomado, por un lado, un polígono de nueve manzanas de usos variados
(comercial, administrativo, residencial, religioso) localizado alrede-dor de la plaza central. Por otro
lado, se han seleccionado otros tres polígonos calificados como de uso residencial predominante, de
clases socioeconómicas media-alta, media-baja y baja.
En cada polígono se ha aplicado un muestreo sistemático estratificado para seleccionar las
pequeñas franjas que comprenden porciones de acequias y veredas. Cada faja se localiza mediante
GPS y se caracteriza a través de diferentes parámetros, entre los que podemos citar la distribución
del material, la disposición (concentrada o dispersa), el volumen de los residuos, los tipos de residuos
(orgánicos –ramas de árboles, hojas secas, restos de comida-, o inorgánicos -envases plásticos,
cubiertas de autos, materiales de construcción, telas, etc.-).
2. Revalorización de la cultura del agua
En cuanto a la cultura del agua, su escasez ha marcado profundamente el desarrollo
socioeconómico y la expansión territorial de la provincia de Mendoza. Por tratarse de un área
semiárida, la acción antrópica ha intervenido sustancialmente en la conformación de los oasis bajo
riego, alrededor de los cuales se concentra la mayor parte de su población y actividades.
La construcción de obras hidráulicas y el establecimiento de mecanismos para controlar el
caudal (diques, esclusas, compuertas, desagües), la implantación de redes de distribución del agua
con una estructura jerárquica (río-canal principal-hijuela-acequia), la creación de entes y la
promulgación de leyes para el control del riego y el mantenimiento de las redes, y la expansión y la
transformación de los usos del suelo a través del tiempo, representan una particular cultura del agua
vigente a través de siglos de poblamiento del territorio (Ponte, 1992: 10).
Sin embargo, la creciente demanda de agua, su despilfarro, su contaminación, hacen pensar que
actualmente no existe, en la población mendocina, una verdadera conciencia sobre la importancia
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que tiene el recurso hídrico para la vida y el desarrollo económico provincial. Por ello se realiza a
continuación una breve reseña de los acontecimientos expresivos de la cultura del agua a fin de
reconocer, revalorar y adoptar nuevas actitudes con respecto al uso de ésta y al cuidado de las obras
hidráulicas.
3. Gestión de residuos sólidos urbanos
En este siglo XXI, la gestión de residuos -de origen diverso y presentes en acumulaciones
variables- de una aglomeración, y en este caso del Gran Mendoza, representa un gran desafío, que
requiere de cada institución (estatal o privada) involucrada las estrategias adecuadas para lograr un
manejo racional y sostenible de su territorio.
Podemos definir a los residuos sólidos urbanos (RSU) como los desechos que resultan de la
actividad cotidiana de los habitantes de un determinado lugar. La acumulación de estos residuos en
forma total o parcial en distintos lugares trae como consecuencia directa incendios, malos olores,
arrastre de elementos livianos y polvos por efecto del viento, contaminación de aguas y reproducción
de vectores. En el caso particular del sistema de riego urbano, del cual forman parte las acequias, los
cauces afectados por los residuos están en su mayoría a cielo abierto y conducen agua para el riego
de espacios verdes o el arbolado público (Oikos, red ambiental, 2007).
En cuanto a la legislación provincial sobre el manejo de la basura, la ley 5970 de 1992 prohibía a
los habitantes mendocinos el vuelco de residuos en cauces de riego o en lugares no autorizados y la
manipulación clandestina de la basura. Además, exigía a los municipios la erradicación de todos los
basurales a cielo abierto, y la implementación –en el plazo máximo de un año- de un régimen integral
de tratamiento de los residuos (de origen domiciliario, vial, industrial, sanitario y comercial) que
comprendiera las fases de generación, recolección, transporte, tratamiento y disposición final.
Asimismo, las municipalidades debían instrumentar un sistema de controles sanitarios efectivos,
sancionando la contaminación y sus riesgos; tratar la basura urbana “con procesos de estabilización
biológica -rellenos sanitarios y compostaje- con o sin selección de materiales”. (Ley 5970, 1992: art.
3).
En la actualidad está vigente el Plan Provincial de Residuos Sólidos Urbanos, que data de 1998
y regula las acciones generales que deben seguir los municipios en esta materia, considerando seis
etapas sucesivas: generación, disposición inicial, recolección, transporte, tratamiento y disposición
final. Cada departamento implementa planes de acción propios de acuerdo a su situación particular.
Pero sin embargo, existen hoy en día dos programas comunes a todos los municipios, que son los de
recolección diferenciada de pilas y baterías, y de envases plásticos. Se trata de un programa piloto
que corresponde a la primera etapa de la planificación de la gestión holística de los residuos sólidos a
nivel nacional.
De acuerdo a los datos del Plan Provincial citado, en los departamentos del Gran Mendoza la
cantidad de residuos sólidos urbanos producida por habitante y por día es de 0,6 a 0,8 kilogramos,
con una composición de 60% a 65% de materia orgánica, y de 35% a 40% de materiales inorgánicos.
Teniendo en cuenta que la población del Gran Mendoza es de alrededor de 1.000.000 de habitantes,
la basura generada por año es de unos 252.000.000 kilogramos, de la cual un porcentaje cercano a
30% es arrojada en sitios no habilitados, entre los que se destacan los cauces de riego que reciben, a
su vez, la basura acumulada de acequias y colectores aluvionales (Oikos, red ambiental, 2007).
Conclusiones
La contaminación por residuos sólidos en acequias y veredas del Gran Mendoza constituye un
problema grave, no sólo por lo que representa en sí misma, sino porque forma parte del subsistema
urbano. En consecuencia, las acequias son receptáculos adonde la basura cae naturalmente por
gravedad, o bien artificialmente por la acción descuidada, desaprensiva e inconsciente de la mayor
parte de sus habitantes.
Cabe preguntarse entonces, ¿a qué se debe esta conducta? A que los nuevos cambios
característicos de la mundialización han contribuido a perder ciertos valores propios de la identidad
del pueblo mendocino: la valoración de las acequias como canales pequeños de riego urbano, que
permiten una distribución racional y sostenible del recurso hídrico en un ecosistema semidesértico.
No se valora lo estable, lo permanente, el acervo o el legado de nuestros ancestros. El hombre del
siglo XXI, sometido a los ritmos rápidos de su vida cotidiana, a la variabilidad de su trabajo, a los
cambios de domicilio; y adaptado a la velocidad del mundo de las redes, a los espacios funcionales,
se ha olvidado de lo perdurable: una cultura del agua preexistente a través de los siglos. En suma,
existe poca conciencia de la contaminación por parte de la sociedad, de los municipios, del Estado
provincial.
Debería tenderse hacia un desarrollo sostenible, evitando los efectos nocivos de la
contaminación en la calidad de vida de los hombres. Esta finalidad está asociada, en la práctica, a
una buena educación ambiental, que permitiría un importante ahorro de recursos destinados a la
problemática de los residuos, los cuales podrían ser orientados hacia otras áreas que los necesiten.

Autores:Gloria Zamorano, Federico Alegre, María Belén González, Jean-Philippe David, Araceli
Andrade, Gustavo Méndez, Analía Santiago, Matías Rodríguez, Lorena Lucero
Catamarca casi Rioja. Las acequias más sucias son las cercanas a las paradas de micro. Marcelo Ruiz

Los Andes Un trabajo de la UNCuyo dice que sólo el 30% de las personas conoce cuál es la función de estos canales de riego. Algunos dicen que son "vaciaderos de residuos".





Domingo, 12 de abril de 2009 Mendoza es árida, desértica, hostil. Cuesta trabajar su tierra. Fue el trabajo del hombre el que pudo paliar este clima árido y hacer de la provincia una tierra de trabajo. Más de 500 kilómetros de acequias y canales surcan el Gran Mendoza y le dan ese paisaje tan característico que lo hace único. Los Huarpes fueron los precursores. Organizaron el cauce del Río Mendoza en diferentes canales y luego fueron ayudados por los Incas que tenían un sistema hidráulico más avanzado. Pero todo este sistema de hacer de un desierto un oasis hoy está en jaque. Según un estudio realizado por las Doctoras en Geografía Gloria Zamorano y María Belén González, los canales de riego y las acequias mendocinas son depositarias de basuras y residuos que incompatibilizan la labor original planteada por la cultura indígena con la utilización que se les da ahora. Como manifiesta el estudio y por los resultados de una muestra tomada de dos poblaciones de Guaymallén -una de clase media y otra de clase baja- únicamente 30 por ciento de los encuestados consideran que la acequia sirve como cauce de riego y desagüe de lluvias; también sólo 30 por ciento indican que su función es la de desagüe; 63 por ciento valorizan a éstas como conductos para irrigación de los árboles; el 7 por ciento señala que son vaciaderos de residuos. Por su parte, Daniel Corral, Director de Policía de Aguas del Departamento de Irrigación, sostuvo: "La realidad es que las grandes urbanizaciones son las que provocan los problemas". "El gran conflicto son los residuos y los canales de las grandes ciudades que provocan mayor basura". Con él coincidió Zamorano, quien consideró que los residuos se generan en las grandes ciudades y llegan hasta el campo en donde hay tapones de hasta 200 metros de largo; son los productores agrícolas los que se encargan de limpiar". Por su parte, Corral aseguró que la mayor cantidad de residuos que se encuentran son los descartables, como envases de gaseosas, envoltorios e instrumentales. Un estudio sobre un tramo el cauce del Río Mendoza marcó que se encontraron alrededor de 140 kilos de basura por metro lineal. Sin embargo, desde 2006, dijo Corral, se ha mejorado mucho, "aunque ha sido más por la crisis económica que por una concientización del problema. Ya no usan tantos elementos descartables", reflexionó. "Casi el 50 por ciento del gasto operativo del presupuesto de las inspecciones de cauce son destinadas a la limpieza porque no sólo tenemos que garantizar la cantidad de agua sino también la calidad", aseveró Corral. No obstante, el estudio realizado por las geógrafas manifiesta que el problema se agrava mientras menor es la categoría socioeconómica de los barrios, ya que allí es donde más residuos se acumulan en las acequias. "Esto sucede porque los municipios se encargan de limpiar los barrios de clase más alta. Por ejemplo, el Alto Dorrego está siempre impecable", afirmó la geógrafa. Ambos especialistas coincidieron en que la mayor falencia está en la política educativa aplicada. Zamorano consideró que la solución a este conflicto sería la transmisión de mayor conocimiento. "Los jóvenes son los que menos saben. La falencia está en el Gobierno y en la educación". "Los municipios del Gran Mendoza carecen de políticas ambientales integradas y sostenibles. Los organismos de gestión fomentan la discriminación ambiental, es decir que disminuyen la calidad y la cantidad de los servicios cuando atienden a los habitantes de los niveles socioeconómicos más bajos", concluyó Zamorano. Por su parte Corral afirmó que desde Irrigación se está llevando adelante un plan denominado "Amigos de la Cuenca" en el que se enseña en las escuelas el uso eficiente del recurso hídrico y los perjuicios de la suciedad en los canales. "Hay que fortalecer la educación en esta materia y juntar fuerzas con los diferentes municipios para lograr un buen trabajo", propuso Corral. "La ciudad más limpia no es la que más se limpia sino la que menos se ensucia", finalizó Corral.
Comentario
El foco de la investigación Gloria Zamorano y María Belén González, doctoras en Geografía, se plantearon analizar la contaminación de las acequias de gran parte de la ciudad (Capital, Godoy Cruz y Guaymallén) para evaluar de qué manera la gente valora y usa estos canales de riego y cómo actúan los organismos estatales para difundir su importancia. Aunque la investigación todavía no concluye, las conclusiones parciales contrastan con el espíritu original que impusieron a las acequias los primitivos habitantes del territorio mendocino: los Huarpes.
Fuente: Diario Los Andes Sección: SOCIEDAD Autor:
Fecha del Articulo: 12-04-2009

lunes, 14 de junio de 2010

Las acequias mendocinas, de canales de riego a vaciaderos de residuos



Un estudio sobre la contaminación de estos canales de riego en el Gran Mendoza revela que los habitantes ya no los valoran como símbolos de la cultura del agua y del desarrollo provincial.
Por Leonardo Oliva prensa@uncu.edu.ar

Lo que alguna vez fue un desierto puede volver a serlo, si se atiende a la observación realizada por dos investigadoras de la UNCuyo en Mendoza: “En la actualidad, el signo emblemático del paisaje mendocino es más la cultura del trabajo que la del agua, a pesar de que la segunda engendró a la primera”.

Gloria Zamorano, doctora en Geografía, se planteó junto a su colega María Belén González analizar la contaminación de las acequias de gran parte de la ciudad (la Capital, Godoy Cruz y Guaymallén) para evaluar de qué manera la gente valora y usa estos canales de riego y cómo actúan los organismos estatales para difundir su importancia.

Aunque la investigación todavía no concluye, las profesionales ya han avanzado en conclusiones parciales alarmantes que contrastan con el espíritu original que le impusieron a las acequias los primitivos habitantes del territorio mendocinos: los huarpes.

Según explica Zamorano, a través de encuestas entre la población observaron que no existe formación sobre la cultura del agua en la enseñanza, ya sea pública o privada, en todos los niveles educativos. Por eso proponen “incorporar esta temática sustancial en todas las escuelas de la provincia, tanto en el nivel primario como en el secundario”.

En segundo término, detectaron otra falla: “ni el Estado provincial ni los municipios se ocupan seriamente de transmitir la importancia de la cultura del agua a los habitantes, para lograr una imagen colectiva más nítida, lo cual redundaría en el comportamiento de ellos en su territorio”.

¿Riego o vaciaderos de residuos?

La creciente demanda de agua, el despilfarro y la contaminación que las investigadoras observaron, las llevó a afirmar que no existe, en la población mendocina, una verdadera conciencia sobre la importancia que tiene el recurso hídrico para la vida y el desarrollo económico provincial.

Lo comprobaron encuestando a los habitantes de quince barrios del Gran Mendoza. Los individuos consultados viven en las viviendas en cuyas acequias se ha observado contaminación en las cuatro estaciones del año.

Según los resultados de una muestra de dos poblaciones de Guaymallén (una de clase media y otra de clase baja), los habitantes le dan hoy mayor importancia al trabajo humano perseverante en el desarrollo de Mendoza, mientras que les pasa desapercibida la relevancia del riego sistematizado, “que es el elemento esencial que ha permitido la existencia del oasis”, explica Zamorano.

“La segunda variable alude a la función de la acequia –continúa la geógrafa-: únicamente 30% de los encuestados consideran que la acequia sirve como cauce de riego y desagüe de lluvias; también sólo 30% indican que su función es la de desagüe; 63% valorizan a éstas como conductos para irrigación de los árboles; y 7% señalan, lamentablemente, que son vaciadero de residuos”.

Además, en el relevamiento sólo el 37% de los encuestados citó a los huarpes como los creadores de los acueductos. Según Zamorano, esto demuestra que existe un lamentable desconocimiento de la edad de las acequias en Mendoza, que datan del siglo III, desde la presencia huarpe, gracias a la influencia de la civilización inca.

Este diagnóstico es más grave mientras menor es la categoría socioeconómica de los barrios, ya que allí es donde más residuos se acumulan en las acequias, según observaron. Y explican esta diferencia en que en este sector social es donde confluyen las causas principales de la pérdida de cultura del agua: las falencias en la educación y en la propaganda del Estado.

“Los municipios del Gran Mendoza carecen de políticas ambientales integradas y sostenibles. Y los organismos de gestión fomentan la discriminación ambiental, es decir que disminuyen la calidad y la cantidad de los servicios cuando atienden a los habitantes de los niveles socioeconómicos más bajos”, concluye Zamorano.

Un grupo de investigadores viene desde hace cuatro años trabajando sobre la relación que existe entre el consumo de hortalizas y el cuidado de la salud humana. Su foco está puesto en el ajo y la cebolla, dos nobles productos de consumo a nivel mundial, cuyo cultivo está muy arraigado en el oeste de nuestro país.

Aunque la tarea de los profesionales de la UNCuyo y el INTA está lejos de acabar, ya pueden enorgullecerse de haber identificado los componentes en el germosplasma argentino de ambas hortalizas que son benéficos para la salud, sobre todo para disminuir riesgos cardiovasculares.

El grupo trabaja sobre los cultivares que se producen en nuestro país (casi el 80% del ajo y el 40% de la cebolla surgen en la región cuyana), usando modelos in vitro y mediante experiencias con animales para demostrar su eficacia.

A la hora de la cocina
En las últimas décadas se han fundamentado, mediante estudios clínicos, epidemiológicos y de laboratorio algunos efectos benéficos para la salud asociados al consumo de ajo y cebolla. A partir de ello, la industria farmacéutica ha desarrollado varios formulados de ajo (polvos, tabletas, aceites esenciales, extractos oleosos o hidro-alcohólicos, etc.) que se venden como “antiplaquetarios”, compuestos que mejoran la salud cardíaca.

Los últimos resultados revelados por los científicos sugieren que los máximos beneficios para la salud se obtienen mediante el consumo de ajo y cebolla cruda y molida y que la forma de preparación y cocción puede alterar significativamente la efectividad de estas hortalizas como agentes antiplaquetarios.

“La eficacia de ajos y cebollas como agentes antitrombóticos ha sido demostrada en extractos crudos, en diferentes tipos de preparaciones (aceites, extractos hidro-alcohólicos, polvo seco, etcétera) y en varios de sus compuestos aislados y purificados. Sin embargo, estas hortalizas generalmente no se consumen crudas, sino que son cocidas previo a su consumo”, se lamenta Claudio Galmarini, quien forma parte del grupo de investigadores de la UNCuyo y el INTA sobre el tema.

Según explica el especialista, el calor de la cocción de las hortalizas impide que se formen los compuestos “antitrombóticos”, es decir, las propiedades que evitan el riesgo cardiovascular.

Por eso, la investigación del grupo de Galmarini busca ampliar la oferta varietal de ajos y cebollas para diversificar su uso. “En el país se llevan desde hace muchos años -especialmente en la regional del INTA en La Consulta (Mendoza)- planes de mejoramiento genético para la obtención de cultivares e híbridos adaptados a diferentes regiones, condiciones productivas y fines de aprovechamiento”, explica el profesional.

Mientras tanto, sugiere que, como está comprobado, los mayores beneficios para la salud se obtienen cuando el ajo fresco se consume en crudo y molido, ya que el calentamiento por 10 minutos puede eliminar completamente sus propiedades antiplaquetarias del ajo.

Con respecto a la cebolla, evaluaron también el efecto de su cocción y concluyeron que “el máximo valor nutracéutico de la cebolla se obtiene mediante su consumo en forma cruda o moderadamente cocida (3 minutos) y procesada. El calentamiento prolongado (unos 20 minutos) a temperaturas mayores de 95 ºC tuvo efectos pro-agregatorios (es decir, estimulando la agregación de plaquetas), tanto en cebollas enteras como previamente procesadas. Estos resultados sugieren que el exceso de cocción en cebolla podría tener efectos negativos sobre el sistema cardiovascular”.

A tono con una tendencia mundial de investigación sobre los beneficios de estas hortalizas –que acompaña el crecimiento en su consumo-, Cuyo se afianza no sólo como productor de ajo y cebolla sino también como desarrollador de variedades propias que hagan más saludable la cocina argentina.

Ambientes de Mendoza

MENDOZA – SAN MARTÍN Y SUS AMBIENTES





En general, con respecto al geosistema de la Región de Cuyo (parte de La Rioja, San Juan y Mendoza exceptuando Malargue) podemos distinguir DOS AMBIENTES: OASIS Y DESIERTO por cuanto consideramos que así se organiza espacialmente.
El ORGANIZADOR ESPACIAL es la HIDROGRAFÍA (especialmente a través de los ríos Mendoza, Tunuyán, Diamante y Atuel)






La causa de esta organización es además de lo histórico sin duda aluna su clima, al que denominaremos ÁRIDO DE LA ESTEPA. Una de sus características principales es la escasez de precipitaciones debida al FACTOR falta de influencia marina, la que a su vez deriva de:
 La gran distancia con respecto al Océano Atlántico, por la que los vientos llegan degradados a la región
 La orientación de la Cordillera de Los Andes – no solo por su altura- sino porque la dirección de sus cordones de Norte a Sur la convierten en una verdadera barrera que impide el paso de los vientos húmedos del Pacífico
 La dirección de los vientos antihoraria hace que gran parte de la humedad quede en el borde oriental de las Sierras Pampeanas
Por lo expuesto es que surge el DESIERTO






Entendemos por DESIERTO el a las áreas en donde no se asienta la población (generalmente por condiciones físicas adversas), proviene de la palabra desertar irse. Hay diferentes tipos de DESIERTOS, en nuestro caso es de tipo AMARILLO – Planicie y Piedemonte-(todo el Oeste se corresponde con el DESIERTO BLANCO.
El AMARILLO se caracteriza entre otras cosas por el DEFICIT HÍDRICO, es por eso que surgen los OASIS (lugares con agua y vegetación en medio de un desierto, los hay naturales y ARTIFICIALES – elaborados por el HOMBRE, ese es nuestro caso- y esto ocurre porque ese faltante de AGUA puede ser cubierto por APORTE HÍDRICO ARTIFICIAL O SEA RIEGO
Otra característica es la concentración pluviométrica en VERANO, y que estas LLUVIAS son de tipo ESPASMÓDICAS, es decir que cae una gran cantidad en pocos minutos, esto implica que en una hora pueden caer aproximadamente30 mm (considerando que el total anual promedio es de 200 mm) por lo que la capa superficial del suelo se satura, el agua corre arrastrando parte de ese suelo ( barro) provocando aluviones.
Por todo lo anteriormente dicho es que para este NUESTRO OASIS ARTIFICIAL son tan importantes los CAUCES DE RIEGO ( CANALES ACEQUIAS), sin ellos directamente no existirían , en ello vive y desarrolla sus actividades productivas más del 90 % de la población, que cumplen otra función encauzar las aguas de esas lluvias relativamente excesivas ( por la relación inversamente proporcional cantidad – tiempo)





Será, por todo esto que ya desde la creación de nuestros OASIS, un PATRIMONIO CULTURAL INTANGIBLE, se hizo carne en sus pobladores LA LIMPIEZA.
En la actualidad vemos con profunda preocupación que esta cultura del aseo se está perdiendo, por lo que estas venas que nos dan vida ven dificultado el cumplir con sus objetivos.
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