" ESCUELA SAN VICENTE DE PAUL" - RECUPERANDO NUESTRA CONCIENCIA AMBIENTAL

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martes, 15 de junio de 2010

Los Andes (Argentina) 29-08-09
Mendoza: Editorial / El cuidado de las acequias





Un informe proporcionado por la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza permitió establecer que los habitantes han perdido aquella cultura del cuidado de las acequias que se transmitió, durante décadas, de generación en generación. De nada valen las multas que se aplican porque la situación no se modifica. Es un aspecto que debe modificarse porque las acequias taponadas se convierten en verdaderos diques, peligrosos, especialmente durante la época estival.
Las cifras son preocupantes y deben constituir un severo llamado de atención: más de 120 mil kilos de basura y otros elementos se sacan por día de las acequias que hay en la Capital, según un informe suministrado por el Departamento de Saneamiento Ambiental de la Municipalidad de la Ciudad de Mendoza.
La inquietud más severa pasa también por los problemas que generan las acequias colapsadas, lo que ha provocado que se esté perdiendo una cultura arraigada en la población durante décadas y que resultará muy difícil volver a recuperar.
Como consecuencia de las condiciones climáticas de un clima semi desértico, el habitante de Mendoza necesita de los árboles para poder paliar las altas temperaturas de la época estival.
Como los árboles precisan de agua para subsistir, las acequias constituyeron el mejor modo de irrigación, convirtiéndose en las verdaderas arterias para transportar el líquido vital. El cuidado del agua, el de los árboles y la limpieza de las acequias, fue transmitiéndose de generación en generación, ya desde la época de la colonia.
Las calles arboladas se convirtieron así en un icono de la ciudad, a lo que se sumó un aspecto, también cultural, como el del cuidado de la limpieza.
En ese marco, la ciudad de Mendoza no sólo se destacaba por sus calles arboladas y sus acequias, sino también por la limpieza, llegando a ser catalogada como la “ciudad más limpia del país”, un aspecto que fue utilizado también para atraer a turistas, mucho antes de que la provincia ganara espacios con el turismo enológico.
En los últimos años, lamentablemente, la situación ha cambiado. No se puede en este caso culpar a las autoridades, en razón de que han multiplicado inclusive las tareas de limpieza, sino por un cambio en la cultura popular, que ha llevado a no tener en cuenta la importancia de la limpieza y el cuidado de las acequias.
Desde el mismo nivel oficial se indicó que una encuesta realizada en el Gran Mendoza revela que el 75 por ciento de los habitantes tiene una percepción negativa sobre el cuidado de los espacios públicos y reconoce la necesidad de mantener limpias las acequias para el mantenimiento de los árboles. Sin embargo, en los hechos, actúan de forma totalmente diferente.
Los problemas son generales y se plantean tanto en el radio céntrico cuanto en los alrededores. En el primero de los casos -según el informe- las acequias se taponan por vasos y botellas de plástico y papeles, que no dejan pasar el agua en los puentes y generan derrames que terminan perjudicando también al pavimento. En los alrededores, por los embanques de barro y sedimento en acequias que no son mantenidas por los habitantes.
Otro de los problemas se plantea con aquellos vecinos que sacan sus residuos fuera de las horas establecidas por las autoridades y por aquellos que realizan pequeños trabajos en sus viviendas y arrojan los escombros en las acequias o en los costados de ellas y al final terminan cayendo al interior de los cauces.
Todo parecería indicar que en Mendoza vamos a contramano de lo que sucede en gran parte del mundo. En muchas ciudades, la cultura ecológica se está instalando a pasos agigantados y ello determina que los habitantes tomen conciencia de la importancia de la limpieza. El cuidado es permanente y no hacen falta advertencias de las autoridades para que los habitantes se cuiden de arrojar basura u otros elementos en calles y veredas.
Los hechos demuestran que las penas aplicadas por la comuna de la Capital no dan resultados.
Se indicó sobre el particular que se aplican diariamente entre 5 y 8 actas de infracción a quienes no cumplen con los horarios establecidos para sacar la basura domiciliaria o ensucian calles y veredas con basura mayor no permitida, pero la situación no ha cambiado. Es por ello que surge la necesidad de iniciar una campaña tendiente a restablecer aquella cultura de la limpieza que hemos perdido.
Será para bien de todos, no sólo porque Mendoza recuperará la calificación de la ciudad más limpia del país sino también porque irá en beneficio de los habitantes. Las acequias sucias son el hábitat ideal para roedores los días que no corre agua y se convierten en verdaderos diques de contención, sumamente peligrosos en los días de lluvia, especialmente con las fuertes tormentas que afectan a Mendoza en la época estival.

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